Hoy puedo decir alto y claro, ya tengo dieciocho años, ya soy mayor de edad.
De pequeña, imaginaba esa edad como algo totalmente extraordinario, que el mundo se abriría por completo a ti al llegar a esa edad. Era como mi máximo, no concebía más allá de los dieciocho y ahora ya estoy en ellos.
¿Ahora qué? Ni es un máximo dado que la vida sigue igual, ni el mundo se abre a mi dado que he aprendido que soy yo quien debo buscarle porque él nunca vendrá a mi sin más.
Pero miro atrás y veo la niña pequeña que era, la que vivía de ilusiones, que creía que todo era posible y que cualquier tontería era un motivo para ser feliz. Ahora, soy adulta, pero deseo que todos esos valores no cambien y que sigan en mi para siempre, es algo que no quiero perder. No quiero convertirme en un adulto que solo ve un trozo de cuerda doblado donde los niños ven una boa que ha comido un elefante.
Si paso a cámara lenta me vienen tantísimos recuerdos de momentos que han dejado huella en mi, cosas que parecían un tormento y ahora me río de ellas al recordarlo, me vienen a mi mente cada una de las tonterías y frases que para otros quizá no tienen significado, pero sin embargo, para mi son mucho más que palabras unidas en una oración, son momentos compartidos con gente que me ha acompañado en este viaje. Porque son las personas, aquellas que compartieron su infancia conmigo, aquellas que desde pequeños han estado en mi vida y siguen ahí aunque los años pasen para todos igual, pero también personas que quizá no conozco desde hace mucho pero que sin embargo, no consigo imaginar mi vida sin ellos.
Os doy las gracias porque la suma de vuestros pensamientos, de vuestros comentarios, de vuestros consejos, de vuestros recuerdos, de vuestras sonrisas me ha formado y ha permitido que llegue a ser la persona que ahora soy.
Por eso, hoy no es "mi día" sino que es "vuestro día", no sois vosotros quienes debéis felicitarme sino que debería ser a la inversa. Así que después de daros las gracias, os grito a todos: FELICIDADES!!