¿Observar o mirar?

Si nos detenemos un instante a mirar la actitud de la humanidad ante el mundo, nos daremos cuenta de que la sociedad sólo mira y ve, pero no observa. Con eso me refiero que inevitablemente, al pasear por las calles, los ojos de las personas reciben los estímulos que les llegan, ven, miran. Pero cuando digo que no observan, me refiero al hecho de que no detienen ni por un momento la atención en cada una de las increíbles cosas que les rodean.

La gente no se detiene a observar pequeños detalles que pasan en el mundo porqué son fenómenos tan habituales que ni siquiera se asombran al verlos. Y es que, ¿quién no queda asombrado la primera vez que ve nevar? ¿Quién no se asombra al contemplar como una araña construye su tela? Y, ¿quién no se asombra al ver una planta crecer a través de las grietas? La gente deja de asombrarse por dichas cosas al verlas repetidas en varias ocasiones.
Hay quién no se fija en esos pequeños detalles porqué va demasiado atareado, absorto en el trabajo o simplemente en sus pensamientos. La sociedad actual es bastante individualista, incapaz de mirar un paso más allá del suyo. Si dejáramos de preocuparnos por cuestiones que en ocasiones son realmente ridículas, quizás disfrutaríamos de esos maravillosos espectáculos que la naturaleza nos ofrece y seguiríamos asombrándonos al contemplar una mota de polvo al caer, la nieve, la araña tejiendo, etc.

Quizá sólo puedan ver estos detalles, aquellas personas que en ocasiones, miran el mundo con una mirada activa y no simplemente pasiva u ocasional. Alguien podría rebatirnos diciéndonos que esto es perder el tiempo y que tiene cosas más importantes que hacer, entonces esta persona seguirá mirando, pero no observando, perdiéndose así, un verdadero placer.